Pregunta de Bob C.: Hola Enzo. Tengo una pregunta para hacerte.
Todos hemos oído hablar sobre la «Nube» o de algo que «se almacenó en la nube».
¿Pero qué es exactamente «La Nube»?
Estoy seguro de que hay muchos que lo desconocen y quisieran saberlo.
Respuesta: Es una Buena pregunta Bob. Me alegro que hayas que la hayas hecho.
Esta terminología puede ser algo confusa por las incontables referencias a «la nube» que vemos en los anuncios y en las publicaciones de los blogs, sin ninguna explicación sobre lo que este término significa.
En resumen, «la nube» no es una entidad que está en algún sitio esperando a que accedamos a ella.
En realidad, “la nube” está formada por millones de servidores (y el software que funciona en ellos) que se encuentran diseminados por todo el mundo y que están conectados entre sí por medio de Internet.
Gracias a una tecnología denominada virtualización es posible acceder a los archivos y ejecutar el software que está ubicado en esos servidores remotos, aunque parezca que es nuestro propio ordenador o dispositivo móvil el que hace aquello que en realidad está haciendo un servidor remoto.
Tomemos como ejemplo al motor de búsqueda de Google…
Si necesitamos buscar alguna información, ya no necesitamos subirnos al coche y conducir hasta la biblioteca más cercana, ni dirigirnos a la librería de la otra cuadra para comprar un juego de enciclopedias.
En su lugar, simplemente abrimos nuestro navegador web, accedemos el sitio de Google y escribimos el término que estamos buscando en el cuadro de búsqueda.
En algún lugar de «la nube», un servidor de Google recibirá nuestra consulta y comenzará a buscar en la base de datos (de Google) para ver qué información encuentra sobre ese tema en particular. A continuación, los resultados se visualizarán en nuestro propio dispositivo, es decir, en nuestro navegador.
Y aunque pareciera que todo esto ocurre en nuestro propio dispositivo, el verdadero cálculo lo realiza el servidor de Google con los datos registrados en los propios dispositivos de almacenamiento de Google.
Luego de que el servidor de Google logre reunir la lista de enlaces que corresponden a nuestra consulta, enviará esa información a nuestro dispositivo y la veremos en nuestro navegador.
Este escenario muestra una de las principales virtudes de la virtualización…
Porque de hecho, la virtualización nos permite utilizar el hardware y el software de un servidor remoto para ejecutar casi de inmediato las tareas que nuestros dispositivos no podrían realizar por cuenta propia, haciendo que parezca que todo sucede en nuestra propia máquina.
Otro uso muy popular de la nube es para almacenar archivos y datos de manera remota.
Seguramente ya habrás oído hablar de Google Drive, Dropbox, iCloud y OneDrive…
Pues bien, todos esos son servicios de almacenamiento en la nube que nos permitirán guardar archivos e información en un servidor remoto y acceder a esa información a distancia, gracias a Internet, desde cualquier otro dispositivo.
Por ejemplo, si tienes una cuenta en Dropbox, podrías almacenar una fotografía -tomada con la cámara web de tu laptop- en tu propio espacio de almacenamiento de Dropbox (que está, por supuesto, en algún lugar de la nube). Y luego acceder a esta fotografía desde otro de tus dispositivos.
Un ejemplo muy común de esto sería la posibilidad de acceder a esa foto desde tu teléfono para luego subirla a tu cuenta de Facebook.
Este gráfico nos muestra cómo funciona el proceso en términos visuales:
Y hablando de Facebook, nuevamente lo que harás será utilizar un dispositivo local para acceder a un servidor remoto que pertenece a Facebook. Allí ejecutarás el software de Facebook para publicar las actualizaciones de estado y para que puedas darle «Me gusta» a las publicaciones de tus amigos.
Toda esta actividad de Facebook se desarrolla en los propios servidores de Facebook, aunque a ti te parezca que todo sucede en tu teléfono (otra vez la virtualización).
Pero entonces, ¿por qué nos referimos esos servidores remotos (y a la informática remota) como la nube?
Porque es probable que ni tú ni yo sepamos jamás en dónde se encuentra ubicado físicamente el servidor que estamos utilizando.
Podría estar ubicado en una empresa al final de la calle, en una ciudad al otro lado del país o incluso en otro continente.
Por fortuna, desde nuestro punto de vista, poco importa saber en dónde está el servidor.
La computadora o el dispositivo móvil que usamos sabrá “la ubicación del servidor en Internet» por medio de su dirección de IP, y eso es lo único que realmente importa.
Aunque nos parezca que la acción sucede en nuestro propio dispositivo, en realidad se lleva a cabo en algún lugar de «La Nube».
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