Una vez domines todos los términos, tomar una decisión será bastante simple.
Las unidades de estado sólido tienen claras ventajas por encima de los discos duros tradicionales: los SSDs son más rápidos, silenciosos y consumen menos energía. El problema es que también vienen con un conjunto de acrónimos en sus especificaciones, lo que puede dificultar que sepas lo que necesitas.
Entender todo esto es en realidad bastante simple – solo elijes un formato físico y una velocidad. Nuestra guía explica cómo.
Formatos físicos de los SSDs: Unidades M.2 vs Unidades de 2.5 pulgadas
Empezaremos con el formato físico. Los SSDs vienen en diferentes formas y tamaños, pero los dos más comunes son las unidades M.2 y las unidades de 2.5 pulgadas. Cada tipo tiene sus ventajas: las unidades M.2 con forma de tarjeta se conectan directamente a tu tarjeta madre (por lo que reducen la acumulación de cables en los ordenadores de sobremesa), y algunos tipos son más rápidos que las unidades de 2.5 pulgadas. Por su parte, las unidades de 2.5 pulgadas con forma rectangular, las cuales se conectan a un PC como un disco duro tradicional, son con frecuencia más económicas.